La interacción del hombre con su
entorno físico, generó a través de los tiempos una gran cantidad de
conocimientos científicos y empíricos sobre el aprovechamiento óptimo de los
recursos que le ofrecía la naturaleza.Desde
tiempos muy remotos, este conocimiento sobre las plantas medicinales en
particular, le permitió determinar cuáles de ellas poseían valor alimenticio, cuáles
podrían ser venenosas y cuales tendrían poderes curativos. Con respecto a esta
última, este saber; estuvo reservado a un selecto grupo de personas (chamanes,
hechiceros, brujos, curanderos, etc.).
Posteriormente, la ciencia ha
investigado muchas plantas curativas aislando sus componentes específicos del
resto de la planta, creando un producto medicamentoso específico que en la
experiencia de uso ha demostrado muchas veces efectos colaterales no deseados a
corto, mediano y largo plazo.
Por ejemplo: en nuestra
experiencia hemos observado pacientes que han mal utilizado antibióticos, han
creado una resistencia en las bacterias provocando mayor dificultad en la
recuperación de la salud; por el contrario, usando plantas como Cardo Santo,
Llantén, Caléndula, etc.; en la mayoría de los casos, llegamos a curar
infecciones agudas y crónicas.En el mundo
occidental desde hace más o menos 50 años, existe un creciente interés por
parte de la misma sociedad e instituciones privadas en retomar el uso medicinal
de fármacos naturales; en unos casos, porque en ella encuentran una actividad
lucrativa, en otros por revalorizar la vigencia de los conocimientos y la
sabiduría popular respecto a éstas. http://www.youtube.com/watch?v=jzfuCN3NOQE
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